Uno de los problemas más comunes
a los que tienen que atender los centros y clínicas veterinarias
es la cuestión de las uñas de los gatos. Al Centro Veterinario
Punta llegan muchos propietarios de gatos que ante esta incidencia no
saben qué hacer. En este artículo se presentan algunas razones
por las cuales el gato necesita las uñas como parte de su vida
cotidiana, además de darle algunas alternativas que harán
que disfrutes de tu mascota y ésta se sienta feliz a tu lado.
Algunas personas,
y por suerte cada vez menos, opinan que una buena forma de erradicar el
problema de las uñas, es la eliminación de éstas
mediante una operación quirúrgica llamada oniquectomia o
también desungulación. En prácticamente todos los
países donde los gatos son animales de compañía,
desungularlos es ilegal o está prohibido. Dentro de España
hay algunas comunidades como Andalucía en las que existe protección
hacia los animales y por lo tanto, no se realiza la operación ya
que se considera una mutilación. Sin embargo es todavía
frecuente en países como Estados Unidos y Canadá.
El término desungulación es demasiado
benigno para lo que realmente supone. Esta cirugía es complicada
puesto que consiste en amputar la última falange del dedo del
gato, lugar donde se encuentra la base del tendón retráctil
y nacimiento de la uña. De este modo se elimina la uña
definitivamente y aunque hemos solucionado el problema de las uñas,
hemos provocado otros problemas a nuestro gato, el cual queda desprotegido
de su principal arma y herramienta. En algunas ocasiones se producen
malformaciones e incluso cojera como consecuencia de una incorrecta
amputación de la falange. En estos casos la uña sigue
creciendo de forma irregular dando lugar a estos problemas
Las uñas son las herramientas más importantes
de los gatos puesto que son imprescindibles en su día a día.
Al despertarse, clava sus uñas en el rascador y tira haciendo
fuerza para estimular y tonificar la parte superior de su cuerpo. Mientras
juega, sus uñas atrapan los juguetes que vuelan por el aire y
los sujetan. Cuando corre o escala, sus uñas le proporcionan
un agarre extra al que el gato ya está acostumbrado.
Un gato usa las uñas para rascarse cuando le pica, manipular
sus ratones de juguete, agarrarse para seguir un camino estrecho, sujetarse
sobre una silla con estabilidad mientras se acicala y también
las utiliza para excavar y cubrir sus necesidades; no nos olvidemos
que ellos son bastante limpios. Las uñas se utilizan incluso
para expresarse.
En algunos casos, las uñas actúan como salvavidas, permitiendo
a un gato trepar a un lugar seguro o defenderse de un atacante. Todo
esto, y mucho más, se pierde cuando un gato es desungulado.
El acto de arañar es innato en el gato: pertenece
a su naturaleza. Gracias a los ejercicios de estiramiento que realiza
el animal en su rascador, tonifica los músculos de la zona superior
como son los hombros y la espalda. Los estiramientos le mantienen totalmente
en forma evitando que nuestra mascota pierda su flexibilidad y agilidad
de movimientos.
Un gato desungulado pierde gran parte de su actividad. Al verse desprovisto
de su herramienta, el animal se siente extrañado, incluso puede
que se aísle, buscando una actitud de defensa.
El acto de arañar una superficie es relajante para ellos. Muchas
veces corren de un lado a otro como sin sentido y se paran de golpe
delante del rascador y allí se estiran tirando del mástil
con fuerza, así dejan su estrés de lado y vuelven a la
carga otra vez.
Los gatos utilizan los arañazos como marcas visuales, es una
forma de reconocer las zonas de su territorio, no solo para ellos sino
también para los otros gatos que pudiesen estar alrededor.
Educación
y rascadores: Podemos optar por una solución
algo más inteligente y más práctica de cara a
nuestra mascota. Tratar los problemas de comportamiento desde que
son cachorros, enseñarles donde pueden arañar siempre
que quieran (ponerles rascadores verticales y horizontales, torres
de juego, etc.) y cuando lo utilicen premiarles para que asocien el
gesto con algo grato para ellos como por ejemplo: darles unas bolitas
de pienso, ofrecerles una zona exclusiva para sus juegos y, por supuesto,
tener en cuenta que los gatos castrados en su tiempo adecuado -entre
los 7 y 9 meses de edad como máximo-, son menos proclives a
que marquen irremediablemente donde quieran y sientan la necesidad
de marcharse de casa por la época del celo.
Feromonas:Cuando
el gato se siente seguro en su entorno, frota su cabeza dejando las
superficies impregnadas de una sustancia llamada feromona facial,
que le permite identificar ese entorno como familiar, de bienestar
y calma. Existen productos que simulan el olor de las feromonas faciales
del gato. De este modo, se colabora en la estabilización del
comportamiento del animal y reducen el marcaje.
Uñas
postizas: Una solución muy práctica.
Son pequeñas fundas de plástico que se fijan a la uña
del gato con pegamento, el mismo dueño puede ponérselas
y además hay varios tamaños para que se adapten mejor.
Solo hay un pequeño inconveniente: se tienen que cambiar periódicamente
debido al crecimiento de la uña, si bien la propia funda se
despega cuando la uña crece.
Repelentes:
Si el gato suele arañar en zonas concretas, podemos utilizar
repelentes especialmente diseñados para mascotas, que nos ayudaran
a disuadirlos sin que sean nocivos para su salud.
Corte
de uñas: Se puede realizar un corte periódico
en la punta de las uñas del gato teniendo cuidado de no cortar
la pequeña vena que está dentro de la uña. Si
no nos damos cuenta y cortamos esta vena, tendremos que actuar con
rapidez y parar la hemorragia con polvo estíptico. Los gatos
se acostumbran con facilidad a que les corten las uñas si lo
hacemos desde pequeños. No obstante, siempre es más
seguro acudir a un veterinario. Este proceso tendremos que hacerlo
cada vez que lo necesite el gato, que suele ser cada una o dos semanas.
Estas medidas harán que aumente la calidad de vida de nuestra
mascota y por supuesto nos ahorraremos en problemas de cara a la salud
del gato.